Joel Muñoz
El Periodista
Octubre, 2006
Numerosos estudios sobre la creatividad han develado cómo a través del lenguaje se depredan las ideas originales, que tanto nos hacen falta para salir de más de lo mismo.
Nuestra propia experiencia en Chile nos confirma que quienes intervienen en la toma de decisiones tiene un verdadero arsenal de frases asesinas a la innovación y la creatividad.
Encubiertos de impulsores de la excelencia, la innovación, el emprendimiento, el valor agregado y todas esas palabras que tan bien lucen en boca de todos, los ejecutas se han apoderado del no-cambio, apoyados en el razonamiento de una lógica lineal, carente de sentido, que impide convertir lo ordinario en extraordinario. Un verdadero ejército de seres entrenados en decir no a todo intento de cambio, a través de las más diversas expresiones, incluso cuando están aplaudiendo una buena idea.
Las frases asesinas son todas aquellas del lenguaje verbal - y también del no verbal- que “matan” una idea antes siquiera de darle la oportunidad de expresarse. Cada vez que una persona creativa propone algo diferente, estas frases asesinas saltan sobre su víctima y la destrozan.
Vamos viendo.
En sus próximos encuentros, fíjese bien en las conversaciones, si identifica alguna de estas frases frente a una idea incipiente, usted está al frente de un depredador(a) de la creatividad.
“No me gusta. No va conmigo. Me da miedo. Me muero de susto. Muy interesante, ¿pero podrías hacer otra alternativa? Suena muy bonito, pero…
A mi señora no le gustó la idea. Mucho lío. Si fuera tan fácil, ya lo habrían hecho.
No veo en qué nos puede servir tu idea. No siento que sea relevante. Es mucho para nosotros. Es muy poco para nosotros. Seamos operativos, dejemos la paja para otro día…Los números son los números. No resiste el menor análisis. Aquí los que sabemos del negocio somos nosotros.
Muy bonito el cuento, nosotros somos serios. No creo que seamos capaces de hacer algo así. No estamos en condiciones de abordar un proyecto de esa envergadura. Muy buena tu idea, pero imposible. Si estuviéramos en Estados Unidos, tal vez. Vamos a generar demandas que no podemos satisfacer. Esto implica cambiar muchas cosas.
Yo no soy creativo, perdona.
Me cuesta mucho imaginarme una cosa así.
¿Cómo puedes demostrar que esta idea funciona?
Volar no cuesta nada, otra cosa es la realidad.
Esa idea es muy cara. Es muy barata. Es muy simple. Es muy compleja. Es muy nueva. Es muy vieja.
Aquí las cosas se hacen de otro modo. No se mueve ningún papel sin que yo lo sepa.
Esa idea es para los japoneses, A quién le copiaste esa idea. De dónde la sacaste. Veámoslo mañana. Vamos a cosas prácticas. Seamos realistas. No hay presupuesto.
(Si esta idea funciona, pederemos el control)
(Si esta idea funciona, cómo voy a justificar lo que he hecho hasta ahora?)”
Entonces, uno toma sus cositas y se va para la casa con las ideas a punto de fallecer.
En algunas empresas muy serias del mundo se pone una campanita en la mesa al alcance de todo el grupo. Cuando aparece una de estas frases frente a la presentación de ideas, cualquiera de los presentes hace sonar la campanilla, sólo para recordar que las ideas no se tratan así, si queremos realmente crear futuro.
Recuadro
En sus próximos encuentros, fíjese bien en las conversaciones, si identifica alguna de estas frases frente a una idea incipiente, usted está al frente de un depredador(a) de la creatividad.
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