lunes, julio 30, 2007

Semillas de maldad

Semillas de Maldad.
El Periodista
Joel Muñoz
Julio, 2007


Los educadores modernos afirman que la educación es fruto de la relación que tiene un estudiante con su familia, con la escuela, con la calle y con los medios de comunicación.
Nuestros hijos viven en un medio. Aprenden a toda hora, de todo y de todos. Lo bueno y lo malo.

La familia educa a través del ejemplo, lo que el niño o la niña ven, lo repetirán en el futuro. Si es normal el trato violento, será normal en su vida de grande ser violento.
El principal ejemplo que una familia puede dar es el cariño en el trato cotidiano. El querido doctor Monckeberg, fundador de CONIN, que fue mi pediatra cuando chico, me dijo un día: “el problema ya no es la desnutrición alimenticia…es la desnutrición afectiva de nuestros niños”

La escuela, para qué decir. Su rol es lograr que los estudiantes aprendan a pensar, aprendan a hacer y aprendan a ser mejores personas. Para que los estudiantes aprendan, el educador necesita adaptarse a la realidad de cada cual, es preciso que conozca lo que realmente saben sus estudiantes para conectar los nuevos aprendizajes desde este punto de partida. Partiendo por sus emociones, sus afectos.
Nuestros profes no practican a menudo esto y prevalece la cómoda práctica -sin resultados- de la transmisión de información, desde el autoritario sitial del que sabe. A punta de dictar durante dos horas de clases.
La vocación (que significa “ser llamado”) no tiene sustento en el amor hacia los estudiantes. Reconociendo que existen muchos maestros con vocación, hay que reconocer también que el autoritarismo, la comunicación vertical – de arriba hacia abajo - la falta de imaginación y la rutina, incluso el maltrato físico y sicológico, son las semillas de una sociedad mediocre, que no sabe de sueños y que sigue el camino del menor esfuerzo, de la violencia y del desapego afectivo.

La calle. ¡Qué escuela! Soy de una generación que creció en la calle, en el polvo de los trompos girando en la tierra, en las tardes elevando volantines, en las eternas pichangas en el potrero. En las frías noches de conversación en la esquina. En la calle aprendí casi todo lo que sé. Afortunadamente tuve buenos amigos.
Pero hoy la calle es una escuela de maldad que crece y se multiplica. A uno de mis hijos lo han asaltado cinco veces. A otros dos hijos míos, los han herido a golpes en la cara, fracturándoles huesos del rostro. A mi hija le han robado recientemente su celular desde su mochila. Cada uno de nosotros tiene una o más historias que contar. El asunto es que la calle ya no es la calle para crecer con los amigos del barrio. La maldad manda. En algunos barrios, la cosa es a balazos.

Los medios de comunicación. Tal vez la escuela más efectiva de la maldad. Todos los días, con lujo de detalles, verdaderas clases magistrales en la tele, de cómo asesinar, cómo violar, cómo robar tres departamentos en uno, como asaltar un cajero automático, como asesinar a la polola con 10 cuchilladas, cómo incendiar la casa después de una fiesta, cómo escapar del control policial, cómo robar en el centro a vista y paciencia de todos, cómo matar al amante, cómo eludir a la justicia con el carnet de los hermanos.

Todos sabemos del gigantesco poder “educador” de la televisión. En virtud de la libertad de expresión y del reinado del rating no pueden seguir con esta “educación a distancia”, multiplicando las semillas de maldad.
Los anunciadores de productos sanos, naturales, alegres, que ofrecen vida, juventud, futuro, bienestar, seguridad, calidad, de vida, también son responsables. Pagan para que la maldad sea aprendida por más muchachos y muchachas cada día. Y caigan, finalmente, como víctimas de esta misma escuela.
La identidad de las marcas nobles se ve fracturada, inconsistente, cuando aparece auspiciando luego de una clase televisiva de cómo se ejerce el mal en Chile.
Hay mucho que destacar de lo bueno que sucede en Chile. Y esto es más rentable en el largo plazo. Partiendo por la rentabilidad ética, lo que está más allá del dinero.
La relación familia, escuela, calle, medios de comunicación es el sistema que hay que cambiar.


Publicista
www.buendiacreacion.cl

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