lunes, julio 30, 2007

Neuronas Creativas


Joel Muñoz
El Periodista
Julio 5, 2006
Las neuronas y neurones llegan apurados, con cara de sueño. Una neurona experimentada y con pinta de sabia cierra la puerta y no deja entrar a nadie más. Silencio.
Les pide muy despacio a todas las neuronas que terminen de instalarse en sus mesas de trabajo, en grupos de a cinco. No falta la despistada que pregunta ¿grupos de a cuánto?...y el neurón con déficit atencional que desparrama sus cuadernos y libros por los suelos.

La neurona sabia pide que respiren profundo. Varias veces. Que inhalen y exhalen. Que boten lentamente el aire de los pulmones. Y que vuelvan a inhalar profundamente.
El oxígeno, según un checo de apellido Grof, actúa como una sustancia alucinógena, pero de manera natural, sin crear dependencia. La hiperoxigenación produce un estado ampliado de la conciencia y permite que las neuronas puedan expandir sus capacidades perceptivas y creativas (tal vez por esta razón se dice que los creativos son volados).
Así, las neuronas respiran varias veces y botan el aire. Respiran y botan.

La vieja sabia pone una música suave, la sala se vuelve de color azul. Estamos en el espacio de las distinciones.
En esta sala se miran los problemas, las causas, los efectos, las intuiciones, las emociones, las corazonadas, las percepciones, productos, proyectos, políticas, ideas; se miran de todos los ángulos y con sentido de futuro.
Pero, no sólo se miran. También se escuchan, se tocan, se huelen, se sienten.
En la sala azul somos observadores curiosos y abiertos.

Cuando suena la campana, luego de un pequeño recreo, las neuronas se cambian a la sala verde. Eso sí que es entretenido. Es el lugar de la creación, de los sueños, las fantasías. Es el momento de las metáforas, de las analogías. Aquí se trata de definir un estado soñado, se trata ni más ni menos que de anticipar el futuro a través de imágenes y conceptos. Es la búsqueda de una idea nueva para resolver el problema o aprovechar la oportunidad. Todos se vuelven más niños en esta sala, que puede llegar a ser un despelote.

Cuando hay una buena colección de ideas, éstas se ponen cuidadosamente en cuadernos-incubadoras y pasan a la sala de color rojo. Aquí llegan los técnicos y administradores para poner estas ideas en tiempo, espacio, recursos económicos, humanos, tecnológicos…para que aterricen las ideas y las pongan en el formato proyecto. Claro que no les está permitido criticarlas. No es aún el momento.

Luego de haber hecho varios ejercicios de realización, se seleccionan algunas ideas-proyecto y se llevan a la más temible de las salas… la sala negra!
Aquí han sido convocados neuronas y neurones multidisciplinarios, con caras de malos … Desde ingenieros hasta artistas. Miran las ideas-proyecto, las escuchan, las analizan…y hacen su crítica. Claro que no se trata de cualquier crítica. Opinar sobre las ideas de manera positiva y constructiva. Ellos saben que las ideas por raras, fomes, locas, extravagantes, increíbles, que parezcan, son productos muy valiosos. Su crítica siempre está dirigida a mejorarlas.

Neuronas y neurones salen corriendo de la sala negra a corregir sus ideas. A veces deben volver a la sala azul, o a la sala verde o la roja. Depende. Son muy trabajadores. Hasta cuando duermen, el subconsciente está produciendo.

Sólo cuando una idea ha sido trabajada en las distintas salas, pasa a la comunicación, a la venta. Es la sala amarilla, donde se planifican los pasos para lograr que la gente del entorno tome la idea como propia, la valore y se haga parte de la nueva realidad.

He estado allí y he visto como trabajan estas neuronas. Se sienten muy realizadas creando.
Cada cerebro tiene varios espacios de colores. Espacios azules, verdes, rojos, negros, amarillos. Son como cinco cerebros distintos en una sola cabeza para crear.
Un sabio creativo de apellido De Bono dice que además podemos ponernos seis sombreros de colores …pero de eso hablaremos otro día. Por ahora, respire profundo y bote, respire profundo y bote…varias veces.

Frases asesinas de la creatividad

Joel Muñoz
El Periodista
Octubre, 2006


Numerosos estudios sobre la creatividad han develado cómo a través del lenguaje se depredan las ideas originales, que tanto nos hacen falta para salir de más de lo mismo.
Nuestra propia experiencia en Chile nos confirma que quienes intervienen en la toma de decisiones tiene un verdadero arsenal de frases asesinas a la innovación y la creatividad.
Encubiertos de impulsores de la excelencia, la innovación, el emprendimiento, el valor agregado y todas esas palabras que tan bien lucen en boca de todos, los ejecutas se han apoderado del no-cambio, apoyados en el razonamiento de una lógica lineal, carente de sentido, que impide convertir lo ordinario en extraordinario. Un verdadero ejército de seres entrenados en decir no a todo intento de cambio, a través de las más diversas expresiones, incluso cuando están aplaudiendo una buena idea.
Las frases asesinas son todas aquellas del lenguaje verbal - y también del no verbal- que “matan” una idea antes siquiera de darle la oportunidad de expresarse. Cada vez que una persona creativa propone algo diferente, estas frases asesinas saltan sobre su víctima y la destrozan.

Vamos viendo.

En sus próximos encuentros, fíjese bien en las conversaciones, si identifica alguna de estas frases frente a una idea incipiente, usted está al frente de un depredador(a) de la creatividad.

“No me gusta. No va conmigo. Me da miedo. Me muero de susto. Muy interesante, ¿pero podrías hacer otra alternativa? Suena muy bonito, pero…
A mi señora no le gustó la idea. Mucho lío. Si fuera tan fácil, ya lo habrían hecho.
No veo en qué nos puede servir tu idea. No siento que sea relevante. Es mucho para nosotros. Es muy poco para nosotros. Seamos operativos, dejemos la paja para otro día…Los números son los números. No resiste el menor análisis. Aquí los que sabemos del negocio somos nosotros.
Muy bonito el cuento, nosotros somos serios. No creo que seamos capaces de hacer algo así. No estamos en condiciones de abordar un proyecto de esa envergadura. Muy buena tu idea, pero imposible. Si estuviéramos en Estados Unidos, tal vez. Vamos a generar demandas que no podemos satisfacer. Esto implica cambiar muchas cosas.
Yo no soy creativo, perdona.
Me cuesta mucho imaginarme una cosa así.
¿Cómo puedes demostrar que esta idea funciona?
Volar no cuesta nada, otra cosa es la realidad.
Esa idea es muy cara. Es muy barata. Es muy simple. Es muy compleja. Es muy nueva. Es muy vieja.
Aquí las cosas se hacen de otro modo. No se mueve ningún papel sin que yo lo sepa.
Esa idea es para los japoneses, A quién le copiaste esa idea. De dónde la sacaste. Veámoslo mañana. Vamos a cosas prácticas. Seamos realistas. No hay presupuesto.

(Si esta idea funciona, pederemos el control)
(Si esta idea funciona, cómo voy a justificar lo que he hecho hasta ahora?)”
Entonces, uno toma sus cositas y se va para la casa con las ideas a punto de fallecer.

En algunas empresas muy serias del mundo se pone una campanita en la mesa al alcance de todo el grupo. Cuando aparece una de estas frases frente a la presentación de ideas, cualquiera de los presentes hace sonar la campanilla, sólo para recordar que las ideas no se tratan así, si queremos realmente crear futuro.


Recuadro
En sus próximos encuentros, fíjese bien en las conversaciones, si identifica alguna de estas frases frente a una idea incipiente, usted está al frente de un depredador(a) de la creatividad.

Semillas de maldad

Semillas de Maldad.
El Periodista
Joel Muñoz
Julio, 2007


Los educadores modernos afirman que la educación es fruto de la relación que tiene un estudiante con su familia, con la escuela, con la calle y con los medios de comunicación.
Nuestros hijos viven en un medio. Aprenden a toda hora, de todo y de todos. Lo bueno y lo malo.

La familia educa a través del ejemplo, lo que el niño o la niña ven, lo repetirán en el futuro. Si es normal el trato violento, será normal en su vida de grande ser violento.
El principal ejemplo que una familia puede dar es el cariño en el trato cotidiano. El querido doctor Monckeberg, fundador de CONIN, que fue mi pediatra cuando chico, me dijo un día: “el problema ya no es la desnutrición alimenticia…es la desnutrición afectiva de nuestros niños”

La escuela, para qué decir. Su rol es lograr que los estudiantes aprendan a pensar, aprendan a hacer y aprendan a ser mejores personas. Para que los estudiantes aprendan, el educador necesita adaptarse a la realidad de cada cual, es preciso que conozca lo que realmente saben sus estudiantes para conectar los nuevos aprendizajes desde este punto de partida. Partiendo por sus emociones, sus afectos.
Nuestros profes no practican a menudo esto y prevalece la cómoda práctica -sin resultados- de la transmisión de información, desde el autoritario sitial del que sabe. A punta de dictar durante dos horas de clases.
La vocación (que significa “ser llamado”) no tiene sustento en el amor hacia los estudiantes. Reconociendo que existen muchos maestros con vocación, hay que reconocer también que el autoritarismo, la comunicación vertical – de arriba hacia abajo - la falta de imaginación y la rutina, incluso el maltrato físico y sicológico, son las semillas de una sociedad mediocre, que no sabe de sueños y que sigue el camino del menor esfuerzo, de la violencia y del desapego afectivo.

La calle. ¡Qué escuela! Soy de una generación que creció en la calle, en el polvo de los trompos girando en la tierra, en las tardes elevando volantines, en las eternas pichangas en el potrero. En las frías noches de conversación en la esquina. En la calle aprendí casi todo lo que sé. Afortunadamente tuve buenos amigos.
Pero hoy la calle es una escuela de maldad que crece y se multiplica. A uno de mis hijos lo han asaltado cinco veces. A otros dos hijos míos, los han herido a golpes en la cara, fracturándoles huesos del rostro. A mi hija le han robado recientemente su celular desde su mochila. Cada uno de nosotros tiene una o más historias que contar. El asunto es que la calle ya no es la calle para crecer con los amigos del barrio. La maldad manda. En algunos barrios, la cosa es a balazos.

Los medios de comunicación. Tal vez la escuela más efectiva de la maldad. Todos los días, con lujo de detalles, verdaderas clases magistrales en la tele, de cómo asesinar, cómo violar, cómo robar tres departamentos en uno, como asaltar un cajero automático, como asesinar a la polola con 10 cuchilladas, cómo incendiar la casa después de una fiesta, cómo escapar del control policial, cómo robar en el centro a vista y paciencia de todos, cómo matar al amante, cómo eludir a la justicia con el carnet de los hermanos.

Todos sabemos del gigantesco poder “educador” de la televisión. En virtud de la libertad de expresión y del reinado del rating no pueden seguir con esta “educación a distancia”, multiplicando las semillas de maldad.
Los anunciadores de productos sanos, naturales, alegres, que ofrecen vida, juventud, futuro, bienestar, seguridad, calidad, de vida, también son responsables. Pagan para que la maldad sea aprendida por más muchachos y muchachas cada día. Y caigan, finalmente, como víctimas de esta misma escuela.
La identidad de las marcas nobles se ve fracturada, inconsistente, cuando aparece auspiciando luego de una clase televisiva de cómo se ejerce el mal en Chile.
Hay mucho que destacar de lo bueno que sucede en Chile. Y esto es más rentable en el largo plazo. Partiendo por la rentabilidad ética, lo que está más allá del dinero.
La relación familia, escuela, calle, medios de comunicación es el sistema que hay que cambiar.


Publicista
www.buendiacreacion.cl

Nueva Comunicación. Nueva Democracia






Una nueva comunicación. Una nueva democracia.
El Periodista
Junio, 2007
Joel Muñoz


A golpes, está germinando en Chile una nueva etapa democrática que no puede dejar afuera las buenas prácticas de la comunicación.
Decíamos en una columna anterior que las relaciones en Chile, entre los diversos actores, es de nivel primario, estamos en una especie de prehistoria de una nueva democracia. Resolviendo las cosas a empujones, descalificaciones, desconfianzas, golpes, incendios, balazos y piedrazos.
Ayer, 8 buses quemados por trabajadores del cobre fueron la manera de llamar la atención para ser escuchados. Antes de ayer, un millón de estudiantes tomándose colegios. En estos días, programas de televisión han usado sensacionalistas recursos para denunciar abusos de empresas y de servicios públicos. Un obrero muerto en las protestas de las forestales. Gente muerta en hospitales por errores médicos.
Así, suma y sigue. Y tendremos más, mientras no haya comunicación de verdad, canales adecuados, sistemas de escuchar y dialogar civilizadamente.

Nos estamos comunicando sólo en un primer nivel, sin comprender los trasfondos, por eso tenemos relaciones primitivas, basadas en la fuerza y en muchos casos en la violencia. Unos dicen que hay que hacer estos actos para hacerse escuchar. Otros dicen que esto es delictivo y merece represión. Y así nos vamos, sin entendernos. A ver quién la tiene más grande. A ver quién le dobla la mano a quién.

La comunicación nace de escuchar y de observar con especial atención y sensibilidad a los otros e intentar comprender lo que cada uno quiere decir, más allá del signo inmediato, más allá del lenguaje interpretado en el primer nivel de conversación. Todo acto comunicacional tiene un trasfondo, detrás de lo que decimos y cómo lo decimos, subyacen nuestras emociones más profundas, la alegría, la tristeza, el miedo, el dolor, la rabia, la impotencia, la inseguridad, el amor a la humanidad, el amor erótico, el amor filial.

Escuchar y observar con sensibilidad el latir de las emociones sociales, con sexto sentido, es un arte, que tiene hoy herramientas y técnicas. La ciencia de la comunicación nos provee de muchas maneras de producir esta manera de empaparnos de las motivaciones, sueños y pesares de los otros.
Por cierto, los avances en comunicación proveen hoy mejores herramientas que la investigación de mercados convencional. Y también nos enseñan que el sentido de escuchar no es sólo para satisfacer las demandas del mercado, sino para producir una relación significativa.
De eso se trata mi profesión y la de miles de comunicadores. Sólo observando y escuchando podemos dar a luz estrategias creativas. Podemos construir mensajes adecuados, pertinentes, efectivos, orientados a superar el diálogo primitivo y construir una relación duradera, satisfactoria para todos.

Muchos piensan que comunicar es sólo informar. Que basta con decir algo para que sea comprendido. Están equivocados. Comunicar es otra cosa.
La ciencia de la comunicación es relativamente nueva, en los últimos 50 años ha tenido su mayor desarrollo. Sin embargo, la actividad de comunicarnos viene con el australopithecus que origina al homo sapiens, con sus primeras manifestaciones expresivas en la tierra.
La acción comunicativa es el sistema nervioso central de la sociedad y la cultura, entendida ésta como el modo de vivir en todos los planos. Sin buena comunicación es imposible configurar sentidos, encuentros, valores, acuerdos y relaciones.

No vamos a ser país desarrollado, sin construir una nueva democracia basada en un diálogo permanente, inteligente, fluido, sobrio, creativo, donde la madurez se exprese en la capacidad de reconocernos y decirnos la verdad para construir una mejor calidad de vida, no para destruirnos.
Me van a criticar por cándido o inocente, pero sabe una cosa….en comunicación, como en la vida, lo esencial es invisible, sólo se ve con el corazón.
Le voy a dar un dato, los que mejor entienden esta cosa son los creativos.

La pata coja de Chile


La pata coja de Chile.
Joel Muñoz
El Periodista
Junio 12, 2007


Chile ha despertado a una nueva etapa de diálogo social. La gente está rompiendo las compuertas y las contenciones a las demandas y se está expresando de diversas formas.

Para los oficialistas y conservadores, la expresividad social, manifestada en presiones, manifestaciones, huelgas, tomas, paros, es considerada como vandalismo, violencia, actos fuera del orden, etc.
Para otros, son manifestaciones legítimas siempre y cuando se enmarquen dentro de las normas de una convivencia no violenta.
Para otros, son expresiones indispensables del descontento popular frente al sistema, que ojalá crezcan y se multipliquen para obligar a un cambio de modelo.
El asuto concreto es que “el que no llora no mama”.

Desde mi punto de vista, Chile, este país tan “choro”, tiene un diálogo social precario, pobre, primitivo. No ha crecido en sus relaciones y en su madurez como puede haber crecido en las cifras. Tenemos una gran pata coja.
La gran responsablidad de este desequilibrio entre el crecimiento material y el desarrollo humano (base de relaciones sustentables, democráticas y con un sentido común) es de los propios diseñadores y realizadores del progreso material, que han tenido en sus manos las decisiones sobre la no participación de las personas en el propio desarrollo.

Los tecnócratas desprecian a la gente siempre. Consideran que, a lo sumo, escuchar al pueblo es hacer algunas encuestas. Toda expresión social, toda demanda organizada les asusta, todo se trata de inmovilizar con incentivos económicos o con censuras, en lugar de buscar la conversación, los acuerdos y los compromisos abiertos y transparentes.
Todo malestar social se explica con razones técnicas y se vulgariza. Las emociones de la gente no importan, los valores culturales tampoco.
Por ejemplo, cuando todos nos sentimos amenazados en el ambiente con la violencia como parte de lo cotidiano, aparece un técnico mostrando una encuesta que dice que hay menos violencia que hace 10, 15 0 20 años. Y todos nos tenemos que quedar callados, aunque sigamos teniendo la sensación de que hay violencia amenazándonos en todas partes.
La pobreza, otro ejemplo. Aparecen los técnicos con sus encuestas diciendo que en Chile hay menos pobres que antes. Entonces, todos debemos cerrar la boca. Aunque sigamos teniendo en nuestro alrededor la evidencia de que hoy los ricos son más ricos y los pobres más pobres que hace 20 años.

La fragmentación y la manipulación de la información viene a la par con la fragmentación de los hechos sociales y culturales. Todo viene acompañado de la mirada funcionalista, que divide para reinar. No se permite mirar la realidad como un sistema integrado, como un conjunto de elementos relacionados, que forman parte de un todo: La vida en una sociedad. Por ende, la sociedad no se cuestiona.


La sociedad no es más ni menos que el conjunto de relaciones entre las personas, sus grupos, clases, agrupaciones geográficas, políticas, religiosas, administrativas, económicas, culturales.

Vivimos en una realidad poco feliz, poco gratificante. Porque nuestras relaciones están determinadas por sentidos y valores de unos pocos, impuestos sobre la mayoría. Por eso, hoy el gran enemigo de los chilenos es la exclusión.
Hoy comienzan a ponerse en evidencia síntomas de una expresividad social que busca formar parte, tener derecho a información, a decidir, a planificar, a ejecutar y a rediseñar la sociedad si es necesario. Ser parte, no ser más excluido, esa es la voz del pueblo.
Los actuales líderes andan perdidos en esto. No pueden comprender que se requiere de liderazgo creador y transformador, para reinventarnos como sociedad, “ reconocer a todos como legítimos y válidos en la convivencia”, recrear nuestras relaciones y crear el nuevo concepto de lo común, lo que podría ser de todos de aquí en adelante y no sólo patrimonio de algunos.
Lo contrario es incentivar estallidos sociales lamentables.