miércoles, noviembre 28, 2007

Convertir lo ordinario en extraordinario.


Se ha puesto muy ordinaria la vida. En este país tan extraordinario. Partiendo por la pauta de la vida que entregan los medios de comunicación en sus programas habituales.
Uno deambula por los programas de televisión y no sabe si realmente puede ser cierto todo lo que ve. Pienso en los directores ejecutivos de los canales tomando decisiones sobre el tipo de programas y realmente me doy cuenta que es una actividad muy poco deseable. Decidir cada día que por el interés superior del rating hay que poner más y más vulgaridad a la vida, es francamente penoso.

Pararse frente al kiosco cada día y leer los titulares de diarios y revistas es un daño ecológico para todos quienes estamos expuestos a esa depredación. Niños, niñas, jóvenes, adultos, viejos, gordos y flacos, ricos y pobres.
En la mayoría de las portadas - como en los noticieros- insultos, minas en pelotas, accidentes, asaltos, robos, escándalos de poca monta convertidos en titulares de varios días.
El negocio es ventilar la vida privada, la intimidad y la dignidad de las personas. La moda es hablar mal. La sintonía se gana exponiendo las miserias de unos y de otros en directo. El negocio de algunos es exponerse, cobrar por ser protagonista de un suceso extramarital.
Chile es un gran reality show, que explota instintos y pasiones bajas, intimidades y secretos de mal gusto.
Escucho la radio, recorro todo el dial y el escenario es el mismo o peor.
La pobre señora que no tiene para ir a un especialista, consulta sobre los problemas sexuales de su marido a viva voz, desde un anonimato aparente . El novio llora al teléfono porque su novia de siempre la dejó por su mejor amigo. El conductor pregunta a la empleada doméstica si le gusta acostarse con el hijo del patrón, menor de edad. La tarotista le da certidumbres a una pobre mujer gorreada por el marido. La secretaria dice que anda con su jefe, aparte de su novio. Que el problema es la mujer del jefe.
Mientras una famosa radio llama a liquidar a los “flighter”. Y dejan la mansa embarrada.
En la tele, como gran cosa, nos presentan el superprograma del asesino de una joven. ¿Cómo la mató?, ¿Por qué la mató?. Francamente sucia la forma de ganar rating.
Todo esto con el gentil auspicio de las principales marcas del país.
Las vulgaridades son más aún. El candidato ultraderechista hace promesas socialistas. La candidata socialista no hace promesas ¿Se había visto algo similar, un socialista sin sueños?. Mientras un candidato de derecha se define de centro y listo para la foto. Chile es pan comido.
El viejo Capitán General trata de hacerse el loco. Su socio estratégico se defiende diciendo que a él lo mandaba el Capitán General. Pobrecito.
La radio religiosa vende pomadas de salvación a diestra y siniestra. Amenaza con el apocalipsis, con el juicio final, con las barbaridades más terribles paras quienes no se arrepientan. La otra iglesia dice que las desigualdades son intolerables, pero no se la juega repartir los panes y los peces. Partiendo por repartir sus propios panes.
El gurú habla cada día más estupideces, auspiciado también por marcas líderes.
Anillos de poder, pulseras mágicas, muñecas inflables, recetas para despertar la pasión, recetas para bajar de peso sin esfuerzo, recetas para tener éxito sin trabajar, recetas para llegar al cielo, recetas para llegar al infierno. Recetas y tetas, muchas tetas.

Se ha puesto vulgar la vida. También en la Plaza de Armas, otrora lugar de encuentro, de palomas, abuelos, maní confitado, niños, retretas, ciudadanía y urbanidad….se pasean locos y locas, vagabundos, falsos profetas, asaltantes, ilusionistas, vendedores de cuchillos mágicos, artesanías fuleras…para qué seguir.

La creatividad se define como “Convertir lo ordinario en extraordinario”. ¿Qué sería en este caso lo extraordinario para este Chile tan vulgar y con ese aire tan pomposo que nos damos por tanta modernidad?

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