miércoles, noviembre 28, 2007

Quiero escribir los textos más dulces esta noche.


Escribir, por ejemplo, todo lo que disfruté como creativo publicitario haciendo campañas para los helados Savory de Nestlé, durante siete años. Era fantástico. Ir a la fábrica de helados con ojos de niño, hablar con el operador de las máquinas y preguntarle: Jefe, ¿se podría hacer un helado color amarillo y chocolate, con forma de una cola de tigre?
Pero, por supuesto, respondía. Es cosa de llenar el molde alternadamente con los dos sabores. Y así nació Cola de Tigre. Un exquisito helado de crema de vainilla y chocolate, los dos sabores preferidos por los niños chilenos, incluso por los adultos y los viejos con alma de niños. Y así nacieron muchos helados Savory.
Inventábamos el producto, la marca, el envase y la campaña publicitaria.
Los niños de ayer que hoy tienen cerca de 20 años, deben haber crecido con los helados Savory que inventábamos en J. Walter Thompson, la agencia lider de Chile en esos años.

Uno de nuestros mayores éxitos fue lograr que Savory anticipara la primavera y alargara el verano. Lanzábamos los helados en agosto y ya los niños sentían el término del invierno y la llegada del sol. Y hacíamos que el verano se estirara al máximo.
Mis tres hijos mayores hoy tienen poco más de veinte. Con ellos disfrutaba, entre otras muchas cosas, cada lanzamiento de los helados Savory. Tenían cuatro, cinco, ocho años. Ellos difundían orgullosos en su colegio… mi papá hace las campañas de los helados Savory…era todo un suceso, les daba un estatus diferente. Eso me hace aún feliz, no era el papá que tenía más plata o el que tenía un auto más nuevo. Era el que creaba los comerciales de Savory, de Hucke o de Tritón. Y se paseaban orgullosos frente a sus compañeros.

Carolina tenía dos o tres años. Fue entonces cuando nos pidieron hacer una campaña para las galletas McKay, para todas las galletas de ésa marca, que eran muchas.
Una noche Carolina se despertó con susto. Es muy impactante ver a una niña de esa edad que se despierta con miedo a los fantasmas, o amenazada tal vez por algún monstruo de la tele aparecido en un mal sueño.
Así nació una de mis campañas favoritas: Tengo susto. La niña se despierta y va a la cama de los papás…despierta a su papá y le dice: Tengo susto. El papá la toma en sus brazos, la lleva a su habitación y le muestra que no hay monstruos ni fantasmas. Luego la lleva a la cocina y saca una caja de galletas surtidas. La niña come media galleta y se queda dormida en los brazos del papá. El texto de una dulce canción decía: Qué rico es saber que siempre están contigo, aquellos que te quieren de verdad…

Ese spot fue filmado por Silvio Caiozzi, un verdadero mago del cine publicitario, aparte del cine de largometraje. Un mago para narrar historias en 30 segundos. Comerciales hechos en cine. Comerciales nobles. Publicidad con buen gusto…creada de un susto.

Muchos quizás recuerden a ése viejo actor chileno que entraba a la confitería desesperado buscando sus chocolates rellenos de Hucke, los que había preferido toda su vida. No estaban. Amenazaba con reclamar. Con hacer un a protesta. Con ir a los diarios. Exigía respuesta. El vendedor trataba de explicarle, pero nuestro personaje estaba furioso, no escuchaba.
Hasta que el vendedor le pone un pedazo de chocolate relleno con frutilla en la boca. Y el personaje confundido descubre que ahí están, que son sus exquisitos chocolates de siempre. ¿Qué había pasado? Le había cambiado la marca y el envase. Con toda justicia la gente reclamaba. No les habían comunicado el cambio.
Un comercial magistralmente narrado también por Caiozzi. Con el concepto “Hay sabores que nunca pueden olvidarse”.

Publicidad de chocolates, de helados de crema cayendo junto a trocitos de almendras, esa galleta doble redonda cayendo desde lo alto mientras un personaje se lanza por los aires y la alcanza antes de que llegue al suelo…helados con forma de lápiz, helados de piña con crema de coco venidos desde el caribe en una heladera llena de piratas con un loro que gritaba…Cocoloco!!!
Galletas obleas gigantes, hechas por niños medievales que cantaban mientras vertían la deliciosa crema de frambuesa con unas grandes ollas sobre las crujientes obleas…

Me gustan los chocolates Capri, los helados Savory y las galletas McKay. Han sido lo más dulce, lo mejor de mi paso por la publicidad chilena. Me hicieron ver la vida desde la mirada de los niños en la década de los ochenta.
Si todos los creativos tuvieran la oportunidad de ver la vida como los niños…a través de marcas nobles, con producciones nobles, con clientes nobles, no habría tan mala publicidad en Chile. No me gusta esta ausencia de fantasía, no me gusta esta publicidad pretenciosa, que trata de ser inteligente, que reduce al consumidor a un estereotipo, cargada de chistes sin gracia. No me gusta la estética que nos presenta la publicidad de hoy. Faltan ideas y falta nobleza en la ejecución. Y creo que también falta un poco de respeto por los consumidores que antes que nada son personas.

La publicidad es un juego entre los consumidores y las marcas. Es el juego de contar cuentos en 30 segundos de televisión. O en una página de periódico. Es una relación creativa, que debe tener magia y dramatización. En eso consiste la publicidad y toda la gente lo sabe. La gente espera de la publicidad algo más que “llame ya!”.
En este pequeño espacio de tiempo, un creativo tiene la posibilidad de hacer la vida más dulce o más amarga. Puede producir cercanía o irritar. Puede lograr una sonrisa, una emoción, o pasar de largo.
Para la gente, la publicidad es un accidente, casi un mal necesario. Con mayor razón hay que hacer buena publicidad. La gente lo agradece.

Les regalo un trozo de chocolate cayendo sobre un helado en cámara lenta, luego una exquisita salsa de frambuesa que se esparce en primerísimo primer plano sobre el helado.
Mientras de fondo escuchamos…Algo nuevo…cada día algo nuevo que probar, porque siempre hay, algo nuevo bajo el sol….sólo Savory. Sobreimprime logo y eslogan. Fin.

No sólo hice comerciales y campañas para los productos Nestlé, con Savory, Nescafé y Leche Nido a la cabeza, también descubrí que hacer publicidad de detergentes podía ser algo entretenido con Omo y sus testimoniales del lavado más blanco, o las campañas para cocinas, refrigeradores, televisores y ampolletas (bombillos) Philips. O invitar a conversarnos una cerveza Escudo, probar el auténtico pisco del Valle de Elqui, proponer al Arroz Banquete como el mejor compañero, comunicar las ventajas de las Bicicletas Bianchi, los calcetines Moletto, el hilo Cadena, las lanas Cisne, la Sal de Fruta Eno, Anacín, el Banco BCI, la pasta dental Signal o la margarina Bonella. Entre otras muchas marcas líderes que tuve el privilegio de atender como creativo publicitario.
Debo decir que un creativo publicitario debe ser el primero en reconocer la nobleza de sus marcas. Si no prueba y cree en la calidad de los productos que anuncia, mejor que no se dedique a este negocio.
Me he hecho fiel a las marcas que anuncié durante tantos años porque son buenos productos.

Como pueden ver, no siempre hice campañas para la democracia, los derechos de las personas, la igualdad de oportunidades para la mujer, la superación de la pobreza, el Bicentenario, los derechos de los niños, la prevención del Sida, la educación, las concesiones viales, la capa de ozono, la modernización en Guatemala o Bolivia, la ampliación del Canal de Panamá o la prevención de enfermedades respiratorias agudas. Estas cosas tan serias que hago ahora.
Mis marcas de hoy son los grandes temas que preocupan a nuestras sociedades latinoamericanas.
Mi sueño es vincular los grandes temas de las personas con las grandes marcas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Donde encuentro el comercial de las galletas, en donde la niña dice "tengo susto" ????... lo he buscado un monton y sólo quiero verlo para sentir nostalgia.