miércoles, noviembre 28, 2007

Plata a la basura


La publicidad comercial y la propaganda política no ha podido mantener en alto la creatividad de que hizo gala algunos años atrás.
Sin saber leer ni escribir (no es broma), ni dibujar, armados de un buen Mac y de su habilidad para manejar programas computacionales de diseño, nuevos “creativos” han producido campañas que no alcanzan el mínimo exigido para que se reconozca una idea. ¿Alguien recuerda una gran campaña en los últimos años? Con algunas excepciones, crear comunicación se ha vuelto algo parecido a hacer comida rápida, en envases desechables.

Una buena cantidad de basura publicitaria y de propaganda política se amontona frente a nuestros ojos.
¿Tendrán conciencia los creadores, que al hacer comunicación vulgar, se potencia la mala calidad de la comunicación en la sociedad? ¿Habrán aprendido que el lenguaje crea la realidad? ¿Qué a la vez de anunciar un producto o un candidato, la comunicación debe ser estética y promover identidad? ¿Sabrán que la creatividad es una necesidad para lograr diferenciación y recordación en el corto y en el largo plazo?

Basta darse vueltas por el país y ver las campañas electorales.
El Mejor. Tu Diputado. Fuerza de Mujer. Estoy contigo. Más cerca de ti. Por eso. (Este último eslogan sí que es surrealista)
¿Alguien reconoce un concepto que contenga una promesa sustentable, creíble, con respaldo?

La campaña “Estoy Contigo” es una muestra de inconsistencia técnica en la construcción del mensaje. La idea es “estoy contigo” y aparecen dos fotos separadas, la gente por un lado, la candidata por otro. En definitiva, la imagen dice No estoy contigo, estamos separados, aunque el texto diga lo contrario. ¿Será un lapsus? Esto, aparte de otros garrafales errores técnicos.
Para qué comentar la campaña de Lavín. Alas para Chile. Más plata botada a la basura.
La de Piñera…Se puede. ¿Qué se puede. ¿Quién puede? ¿Para qué puede? ¿Cómo puede?

Lever, famosa casa de muchos productos, hace años enseñó reglas básicas para hacer publicidad efectiva: Este detergente lava más blanco (promesa basada en un beneficio para el consumidor), porque tiene biosolves, o blancoactivos, o tal o cual ingrediente que trabaja mejor con la suciedad y/o con los colores. Este principio hoy no existe, las campañas declaran promesas sin ningún sustento que les dé credibilidad.
Si miramos las campañas de ingreso a las universidades, vamos por lo mismo.
Qué decir de las campañas de gobierno o de las campañas de televisión para muchas marcas (¿Alguien honradamente sabe lo que es el Plan Auge o el TranSantiago?)
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Ausencia de conceptos únicos u diferenciadores, guiones pobres, carentes de interés humano, chistecitos fáciles, poca inteligencia, temor al riesgo, falta de audacia creativa, temor a la ruptura, más de lo mismo. Y vulgaridad, muchos gritos, efectos y estereotipos.

¿Qué nos pasó si íbamos como avión en esto de hacer campañas?

Hay una razón en todo esto.
El mercado compra cualquier cosa. Lo que se anuncia, se vende. Los malls pasan repletos. Hay listas de espera para comprarse un Peugeot 206. Los candidatos, ya se sabe. (¿se sabe?)
La industria de la publicidad tuvo cambios importantes en su estructura y en las formas de remuneración a la creación. Es el reinado de los objetivos de cortísimo plazo. El futuro no es lo importante, como si el mundo se fuese a acabar mañana.

Entonces, ¿a quién puede importarle la creatividad y las estrategias?
Muchos clientes y agencias aprendieron que los jóvenes publicistas hacen lo que le pidan por un ingreso 10 o 20 veces menor que un profesional con oficio. Los políticos, por poca plata tienen una campaña para admirarse a sí mismos.
Los electores no tienen mucho donde elegir. Los consumidores son mirados como rebaños que se mueven para donde escuchan la campanita.
¿Seremos estúpidos, consumidores y electores?

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