miércoles, noviembre 28, 2007

Sueños a mil


En todos estos años de trabajo con la gente de diversos países, hemos aprendido que antes de iniciar una actividad programada y sistemática de comunicación, es necesario investigar en las personas que van a participar del proceso, descubrir sus emociones involucradas y descubrir los sueños de cada uno.
En esto consiste el trabajo de la comunicación en este siglo. Es necesario convertirnos primero en perceptores de los sueños y emociones de la gente, para poder descubrir cuál es el gran sueño que contiene a cada uno de esos pequeños sueños y pequeñas emociones.
Esto sucede con una empresa, con un país o con una organización social.
La fábrica de los sueños está en cada persona. Se trata, entonces, de saber cómo conectarnos con los sueños de cada uno y de todos, esto es la energía disponible para movernos en una dirección.
Los sueños son nuestras propias emociones articuladas en una historia proyectada en nuestra imaginación. Esta historia tiene un principio, un desarrollo y un final. A veces, sólo vemos el final, visualizamos sólo la imagen final de la película de nuestra vida o de nuestro proyecto. La construcción de sueños requiere que las personas aprendan a construir la historia completa. Vale decir, es necesario precisar dónde comienza y dónde termina el sueño de cada cual. El guión completo. Con toda la secuencia de acciones que conducen al estado deseado.
Un sueño, ya lo sabemos, puede ser considerado como una idea estrafalaria, sin destino, sin posibilidades. Los destructores de sueños saben hacer esto como verdaderos profesionales. Son los depredadores de los sueños, los que antes de escuchar un sueño completo, están diciéndonos que no se puede, que no se debe, que no se tienen los recursos, que eso no corresponde a la cultura de la empresa o del país, que esta idea ya fracasó en algún lugar, que mejor nos dediquemos a trabajar en vez de perder el tiempo en soñar. Los depredadores son los representantes de las visiones cortas, pequeñas, de la ganancia máxima a cualquier costo en el menor tiempo.
Los constructores son los soñadores y creadores. Los que no pueden dormir pensando o soñando un mundo diferente al que tenemos y buscan la forma de cambiar la dirección y el sentido de las cosas. Aunque los llamen locos. Los que tienen visiones de largo plazo, los que van más allá de sí mismos y piensan en la humanidad.

De dónde vienen los sueños.
Vienen de todas partes. Nadie puede afirmar que sólo vienen de una fuente. Podemos imaginar las energías de los sueños viniendo de todas partes de nuestro cosmos interno y externo, como los mensajes de internet que cruzan hoy el espacio de un lado a otro formando una poderosa red de conexiones de ideas, información y de personas. Sólo que en el caso de los sueños, esta red es aún más antigua, más poderosa y más humana.
La existencia humana es multidimensional, tiene afortunadamente muchos aspectos, muchos planos.
Sólo en el campo de las emociones básicas de los seres humanos nos encontramos con la emoción de la alegría, de la tristeza, del miedo, del amor fraternal, del amor a la sociedad, del amor al medio ambiente, del amor erótico, del amor al universo, del amor a un ser superior.
En cada una de estas emociones está contenido el potencial de soñar. Las emociones son el combustible para que la poderosa máquina de los sueños comience a funcionar en nuestra imaginación.
Los sueños vienen de ver, de observar la realidad tal cual se nos presenta y de descubrir que esta realidad tiene un orden que a veces parece un desorden, un desequilibrio, algo que no funciona bien, algo que nos hace aparecer el sentido crítico frente a lo que vemos. De la observación crítica nacen los sueños, de la rebeldía y el desencanto.

Los sueños vienen de los ejercicios de ampliación de la conciencia. Se afirma que los grandes artistas y científicos de la humanidad tuvieron la capacidad de ampliar su estado de conciencia para acceder a un campo mayor del conocimiento y de la sensibilidad humana ordinaria. Pudieron visualizar cosas, obras, piezas musicales, películas, que contenían una visión extraordinaria.

Esta visión primero fue un sueño, luego una idea, luego un proyecto, luego una realidad.
No quiero afirmar que la imaginación humana produce la realidad ni que la realidad determina la conciencia y la imaginación. Esas son cosas que se discuten en las salas de las universidades.
Si entendemos la vida como un constante ir y venir, como un permanente e infinito fluir e influir de los elementos dentro del cosmos, podemos entender que en algunas ocasiones primero es la idea, en otras ocasiones primero es la materia.
Somos idea y somos materia. Ambas son energía que existe en diferentes planos de vibraciones. Y somos más que eso. Somos espíritu, el conductor del alma humana hacia la trascendencia.
Y ya no se trata de conversaciones entre hippies de los sesenta. Se trata de afirmaciones que están realizando los grandes investigadores del ser de nuestro tiempo .

Nota: se recomienda leer a Ken Wilber, Los tres Ojos del Conocimiento.

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